Decálogo del repartidor

Este Decálogo del repartidor es muy importante para nosotros

1. El trabajo del repartidor es llevar un encargo desde el punto A hasta el punto B de la mejor manera posible, en el tiempo idóneo y que llegue en perfectas condiciones.

2. Si estás llevando un encargo, éste será tu prioridad y tu meta. La satisfacción de tu cliente final es lo más importante para ti, y tu esfuerzo deberá ser compensado justamente.

3. Recuerda que tienes dos clientes: el que recibe y el que entrega. La satisfacción de ambos es importante. De ello depende que quieran repetir el uso de tus servicios.

4. Las propinas siempre se agradecen. Siempre. No importa si es una fortuna o si son 10 céntimos. Es un regalo, y cada cliente lo da según le parezca o pueda. Y si no hay propina, también da las gracias, porque todo suma.

5. Tus herramientas de trabajo son la comanda, o el albarán, o la asignación digital de tu pedido; tu móvil con su línea y datos, tu medio de transporte y la bolsa o caja en la que llevas el encargo. Todas ellas deben estar siempre en las mejores condiciones posibles. Tu imagen es la primera impresión que recibe el cliente y ella será la regla con la que se medirá su nivel de satisfacción.

6. Todos los pedidos deben ser entregados. Haz el mayor esfuerzo en que esto se cumpla. Si tienes alguna incidencia, comunícalo y busca la manera de resolver.

7. Aprende de la experiencia de otros y súmale tu forma de ser. Así conviertes tu trabajo en único. Sé único en cada recogida y en cada entrega. Trata a cada cliente como si no hubiera otro. Sé educado y jovial.

8. Planifica tu ruta con cuidado. Sé consciente de los gastos en tiempo, esfuerzo, energía, que implica una ruta mal organizada y no enciendas tu vehículo o te subas a él sin saber cuál es el mejor camino que te lleve hasta tu destino.

9. Tu seguridad y tu integridad están por encima de cualquier otra cosa en tu trabajo. No seas imprudente, pues cualquier inconveniente que ocurra en una situación de riesgo alto será menos manejable que en situaciones donde mantengas el control. Incluso si hay alguna circunstancia inevitable, tendrá menores consecuencias negativas si tienes tiempo de pensar y reaccionar bien. Cuídate en la calle.

10. No subvalores tu trabajo ni lo regales a quien tú no quieras. Por muy sencillo y simple que parezca o que te digan que es, eres tú quien pone el esfuerzo y el empeño en cualquier circunstancia. Lo que hacemos es esencial, le ahorra tiempo a mucha gente y ello debe ser reconocido. La complejidad del trabajo es igual al valor real de tu servicio, y ello es definido por el valor de la necesidad de tus clientes.